Créanme, las estrellas
se fabrican en el día,
algunas veces de noche,
entonando melodías,
con una piedra porosa
que roza una cuchilla
va fabricando luceros
soplando una sinfonía.
Por las calles de mi pueblo
a lo lejos se veía,
unas veces iba a pie,
con su maleta fornida,
y a veces en bicicleta
pedaleando detenida
con alguna manivela
sentado en su butaquilla.
Era el “Hacedor de Estrellas”,
así lo llamaba Sylvia,
la muchacha buenamoza
que vivía en la esquina,
cada vez que las hacía
se asomaba sorprendida
como fabricaba estrellas
a la luz del mediodía.
PanchoTronera
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