Hoy ensillé mi caballo
pa´ cabalgar con la brisa,
esa brisa que recuerda
el brillo de su sonrisa,
en el lomo de mi potro
cabalgo por la sabana
para encontrarme con ella,
mi linda y bella mulata.
Los espinos del camino
no detienen mi caballo,
parece que fuera él
el único interesado,
toma atajos por senderos
que poco se han transitado
y va venciendo al camino
con su paso acelerado.
Se detiene en una “vega”
a la orilla de un “jagüey”
yo me apeo, voy con él
y desenvaino el acero,
corto primero unas flores,
unas palmitas pequeñas
y las arreglo en un ramo
como le gusta a mi negra.
Y así sigo cabalgando
por el camino cerrero,
el verano sabanero
apuran a mi caballo,
mientras avanza la tarde
y el sol sigue calentando
a mi negra le preocupa
que éste viaje dure tanto.
Al caer los “arreboles”
un lucero me ilumina
y un "agüaitacamino"
me va sirviendo de guía,
no ha sido un viaje sencillo
pero razones me sobran
y mi caballo retoza
porque él está en lo mismo.
Yo no lo había notado
pero ya lo presentía
que a pesar del duro viaje
él sus razones tendría,
la misma que el corazón
su pecho reventaría
pues el amor de la zaina
de mi negra, él… pretendía.
PanchoTronera
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