¿Por
qué no te le arrecuestas?
a
una mata de jabillo
pa´
que veas como es que duelen
los
pinchazos de un espino,
o
te le cruzas nadando
de
orilla a orilla un río,
de
esos ríos sabaneros
donde
abundan cocodrilos.
Mejor
te vas pa´ tu casa,
no
debiste haber salío
porque
tú fuiste criada
por
tu abuela y por un tío,
que
consintieron tus rabias,
tus
antojos y caprichos
y
no aprendiste a valorar
el
precio de un fiel cariño.
Mejor
me voy de tu lado
a
donde haya un desafío
que
requiera de mis brazos
que
pa´ eso es que soy fino,
donde
respondan con ganas,
con
amor y con cariño
los
detalles amorosos
que
entrega el corazón mío.
Y
en las noches sabaneras
en
las orillas de un río
se
entregue a mí, excitada
pa´
darle todo el cariño
que
merece una mujer
que
adora a su marido
y
espera que él la posea
cuando
el sol haya caído.
Y
al llegá el amanecer
recogemos
los trapitos,
nos
montamos en la yegua,
nos
vamos hasta el bohío
pa´
continuar amándonos
después
de habernos comido
un
desayuno de arepa,
queso
“rayao” y perico.
Luego
me iré a la estancia
a
recoger los novillos
que
quedaron alejaos
en
oteros y caminos
pa´
traer los que se pueda
antes
que crezcan los ríos,
se
los lleve el caudal
y
nos deje sin novillos.
PanchoTronera
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