domingo, 10 de enero de 2021

El Gran Orinoco

 

Yo soy como aquel río

que nació en una montaña,

brotó por entre los riscos

cualquier fría madrugada,

de la nieve fui vecino,

del frailejón y la ruana,

del chocolate, del trigo,

de la niebla y la bufanda.

 

Fui creciendo con sonidos

de fuerte viento y nevadas,

ya me despedí del cóndor

y otras aves me acompañan,

cada vez me hice más fuerte

mientras bajaba montañas,

abruptas, rudas, sinuosas

con caídas y cascadas.

 

Recuerdo las mañanitas

con lavanderas muchachas,

acompañadas de algunos

levantadores de faldas,

algunas silbaban temas

aprendidos en sus casas

arrullando a los pichones

en los nidos de las palmas.

 

Cuando llegué al pie de cerro

frente a una inmensa sabana,

que me recibía imponente

dando piso a las montañas,

aquí conocí al ganado,

que refresqué con mis aguas,

aves grandes, grandes peces

y una muy diversa fauna.

 

Ahí fue que me enamoré

de esta inmensa llanura

y refresqué con cariño

sabana siembra y pasturas,

también me llegó el amor

convertido en agua e´ lluvia

y se unió a mí una corriente

animando mi lujuria.

 

Ya mi caudal es más lento

y mis afluentes me enturbian,

mi vida se está quedando

en esta inmensa llanura,

ya estoy más cerca del mar,

ahí dejaré mis penurias

y volaré en las tormentas…

de vuelta a mi cordillera

montado en nubes de lluvia.

 

PanchoTronera


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