Yo
soy como aquel río
que
nació en una montaña,
brotó
por entre los riscos
cualquier
fría madrugada,
de
la nieve fui vecino,
del
frailejón y la ruana,
del
chocolate, del trigo,
de
la niebla y la bufanda.
Fui
creciendo con sonidos
de
fuerte viento y nevadas,
ya
me despedí del cóndor
y
otras aves me acompañan,
cada
vez me hice más fuerte
mientras
bajaba montañas,
abruptas,
rudas, sinuosas
con
caídas y cascadas.
Recuerdo
las mañanitas
con
lavanderas muchachas,
acompañadas
de algunos
levantadores
de faldas,
algunas
silbaban temas
aprendidos
en sus casas
arrullando
a los pichones
en
los nidos de las palmas.
Cuando
llegué al pie de cerro
frente
a una inmensa sabana,
que
me recibía imponente
dando
piso a las montañas,
aquí
conocí al ganado,
que
refresqué con mis aguas,
aves
grandes, grandes peces
y
una muy diversa fauna.
Ahí
fue que me enamoré
de
esta inmensa llanura
y
refresqué con cariño
sabana
siembra y pasturas,
también
me llegó el amor
convertido
en agua e´ lluvia
y
se unió a mí una corriente
animando
mi lujuria.
Ya
mi caudal es más lento
y
mis afluentes me enturbian,
mi
vida se está quedando
en
esta inmensa llanura,
ya
estoy más cerca del mar,
ahí
dejaré mis penurias
y
volaré en las tormentas…
de
vuelta a mi cordillera
montado
en nubes de lluvia.
PanchoTronera
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