La noche tibia merece
amantes
como nosotros,
cariñosos,
consecuentes,
extremadamente
fogosos,
de
esos que diariamente
se
desean, tormentosos
y
acuden hasta su lecho
en
un ritual amoroso.
Son
los que siempre se ven
directamente
a los ojos,
se
abrazan, se dan caricias,
se
balancean sinuosos,
provocando
seducción
y
respuestas en el otro,
en
un desbastador torbellino
de
pasiones y de gozo.
Igualmente,
al despertar
de
aquel momento hermoso,
se
vuelven a contemplar
y
otra vez cierran los ojos
y
entre caricias y besos,
recorridos
en el cuello…
gemidos
de amor intenso
se
unen en uno solo.
PanchoTronera
No hay comentarios:
Publicar un comentario