domingo, 8 de agosto de 2021

Viajando por Venezuela


Voy a dar una vueltica

por mi bella Venezuela,

empezaré por Caracas

rumbo hacia la frontera,

y seguiré hacia Los Teques

por la vieja carretera,

desayunaré una cachapa,

un golfeado o una arepa.

 

Al llegar a Maracay,

que es una ciudad muy bella,

pasearé por Las Delicias,

luego a Cata y a la Ciénaga,

me detendré en Ocumare

y subiré hasta la cresta

del Parque Henri Pittier

antes de ir a Valencia.

 

En Valencia de Los Reyes

voy a dar solo una vuelta,

pues me voy a Morrocoy

a asolearme en la arena,

a bucear bajo las aguas

a ver si veo “sirenas”

y así poder disfrutar

de las damas sus siluetas.

 

Emprendo camino al llano

que es esa sabana inmensa

donde el paisaje se pierde

y la imaginación vuela,

espero ver los fantasmas

aunque la noche se empeña

en no dar a conocer

los misterios que ella encierra.

 

Voy a tomar un camino

antes de ir a la frontera

que me lleve hacia los andes

desde tierras guanareñas

pasaré por Boconó,

Campo Elías y Valera

antes de ir por la ruta

de las nieves merideñas.

 

Pienso llegar en verano

antes que la carretera

se cubra toda de nieve

y el sol la vista de seda,

es una hermosa experiencia,

ver como las estrellas

de noche se ven claritas

y la luna se ve inmensa.

 

Seguiré por los caminos

donde cultivan las fresas,

donde se siembran las flores

que adornan a nuestras mesas,

y donde están los nacientes

que llenan nuestras represas

y la lluvia espera con calma

que la llanura esté seca.

 

Por fin llego a San Cristóbal

cerquita de la frontera,

rodeada de pueblos lindos

y bella naturaleza

donde se canta el bambuco

donde el dulce te deleita

y las muchachas bonitas

se pueden ver dondequiera.

 

De ahí voy a Maracaibo

por Perijá de la Sierra

o Sierra de Perijá,

dígalo como quiera,

el caso es que de noche

el Catatumbo destella

e ilumina el firmamento

ocultando las estrellas.

 

Al llegar a Maracaibo

pienso ir para la feria,

visitaré a la Chinita

en el templo donde reina,

probaré de los bocados

de zulianas cocineras

y velaré en 5 de Julio

las serenatas gaiteras.

 

Cuando cruce por el puente

del “General Urdaneta”

voy a sentirme orgulloso

con toda la providencia

porque es que el Zulia, mi hermano

se encuentren mucho más cerca

gracias a esa maravilla

de ingeniería moderna.

 

Ahora entro en los caminos

que llevan a las arenas

de Los Médanos de Coro

y su península bella,

recorreré los paisajes

que me llevan a la sierra

bajando por Churuguara

hacia tierras quiboreñas.

 

Llegaré al atardecer

cuando el sol enriquezca

el horizonte larense

con una bella acuarela

de tonos multicolores

rosado, escarlata y fresa

que Barquisimeto luce

como una novia coqueta.

 

Nuevamente cruzo el llano,

veo una garza paleta,

una baba, una iguana,

un gavilán en la horqueta,

dos monitos capuchinos,

una anaconda despierta

observando a un chigüire

que se antoja pa´la cena.

 

Al llegar al Orinoco

el horizonte se enfiesta,

pues ya se ven los tepuyes

más allá de la floresta,

hay que cruzar en chalana,

el puente no queda cerca

y no me puedo aguantar

el llamado de la selva.

 

No quiero seguir adentro,

iré solo a Santa Elena,

porque al llegar a Canaima

seguro nos darán cena,

un picure bien asado,

o un venado sorpresa,

envuelto en hojas de plátano,

asado en brasas de leña.

 

Nuevamente el Orinoco

por una amplia autopista,

ya pasé por Puerto Ordaz

de paseo en La Llovizna,

después de visitar amigos

y una que otra amiguita

donde comí una Sapoara,

eso sí, bien exquisita.

 

Tomo rumbo hacia El Tigre

ya voy lejos de la selva,

voy a ir a Margarita

porque allá si hay playas bellas,

estaré en Valle e´ Guanape,

Caripe er´ Guacharo, la cueva

y pasaré a Cumaná

a tomarme unas cervezas.

 

Cuando el ferry haya llegado,

montaré la camioneta

y me iré corriendito

a donde está la cubierta

para mirar los delfines

que siempre nos embelesan

con su rutina de saltos,

malabares y piruetas.

 

Llegamos a Margarita

la isla que es una perla

un paraíso preñado

con coral, playa y arena,

un horizonte soñado

con las mujeres más bellas

y me siento afortunado…

porque voy acompañado

de mi preciosa morena.

 

PanchoTronera


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