Un paseo en altamar
son tus ojos esmeralda,
la nívea piel que te envuelve
tallando tu forma humana
hace pensar que saliste
de alguna esfinge romana
o de alguna doncella griega
de la villa mediterránea.
Tu cabello a rienda suelta
se mece con la gracia
que en tu caminar apurado
parecieras que bailaras,
de lejos me parecías
que ibas danzando en las alas
de aquel caballito blanco
al que “Pegaso” llamaban.
Dirás que estoy escribiendo
como sentado en un aula
de alguna clase de historia
o de alguna ciencia humana,
pero lo cierto es que estoy
impresionado hasta el alma
acompañando a una diosa
que del Olimpo escapara.
PanchoTronera
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