Hoy les voy a comentar
lo que ha pasado conmigo,
pues conocí a una muchacha
que cayó del cielo mismo,
su carita linda y bella,
su piel del color del trigo
con una gracia divina,
¡no creerán lo que he visto!
Sus enormes ojos verdes
como frutos del olivo…
que quedaron atrapados
en un fondo blanquecino
me transportaron en viaje
por un espeso camino
de agradables sensaciones
como cuando era un niño.
Describirla no me es fácil
sin sentir aquel nudillo
que se siente en la garganta
cuando pruebas bocadillo,
porque me ha dado una sed
que calmé agradecido
cuando probé de su boca
esos besos tan ricos.
Voy a tomarlo con calma
porque tuve al frente mío
un portento de mujer
que con sus bellos motivos
me hicieron estremecer
encendiéndome los bríos
que siente un cimarrón…
semental y marañón
cuando a su yegua ha olido.
PanchoTronera
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