El cielo tiñe quimeras allá en la lejanía,
nos despierta lentamente sofocados de calor,
se va sintiendo el sopor mientras va avanzando el día
y amanecen nuestros cuerpos saturados de sudor.
El cielo se va tornando en acuarelas de ensueño,
podemos mirar al cielo mientras cambia de color,
primero tonos rojizos van descubriendo el lienzo
y el azul se va imponiendo aliviando el calor.
A pesar de la dureza de este inclemente clima
nos alegra la jornada sin abrigo y buen humor,
las aves con sus trinos le agregan la melodía
que acompañan la energía que nos reduce el calor.
Es nuestro trópico amable que siempre nos garantiza
un benévolo clima que no es el frío ni el calor…
que se siente en latitudes a la que nuestros hijos migran…
y dejan este terruño que los quiere y que no olvida
esperando que regresen para brindarles amor.
PanchoTronera
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